10 años de la Ley concursal

Ayer, 1 de Septiembre de 2014 se cumplieron diez años de la entrada en vigor de la ley concursal. Una norma en la que se pusieron muchas esperanzas de modernizar el derecho de la insolvencia español, y que con muchas reformas ha sido probada su ineficacia para salvar empresas en el marco más adecuado para ello, una fuerte crisis económica. Nos toca valorar sus luces y sombras.Tras 10 años desde la entrada en vigor de la ley concursal podemos valorar si ha cumplido con las espectativas que creó su aprobación.

Superación de un marco normativo anticuado.

La voluntad del legislador fue superar el vetusto sistema legal con una ley de suspensión de pagos de 1922 que junto a la regulación de la quiebra en el Código de Comercio de 1829 componían el cuerpo legal de nuestro derecho de la insolvencia. Esto se consiguió con una norma, la Ley concursal, que integraba en la misma todas las situaciones legales posibles en cuanto al deudor insolvente.

Este éxito inicial sin embargo se ve empañado por la cantidad de reformas legales que ha sufrido, en ocasiones para mejorarla pero en ocasiones al albur de las necesidades de grandes empresas abocadas al concurso. Demasiadas reformas a las que se sumará próximamente otra.

Inadecuada para salvar nuestro tejido empresarial

Quizás por motivos ajenos al propio legislador que siempre ha defendido en estos 10 años de vigencia de la ley concursal que la norma tiene como finalidad salvar a las empresas en riesgo de insolvencia, la estadística es contundente dado que más del 90% de las empresas que llegan a concursar terminan liquidándose.

Se convierte así esta ley concursal en un procedimiento de liquidación societario bajo la tutela judicial, incumpliendo así el principal de sus fines. Seguramente porque el incentivo para el empresario no es el de salvar su empresa a través del concurso de acreedores sino que es un punto de destino cuando el agotamiento de la empresa – y del propio empresario- llega a su último hálito. En esta forma de verlo participan muchos asesores que prefieren mantener la empresa “zombi“ antes que perder la influencia sobre la misma.

Parece que se van a intentar implantar soluciones extrajudiciales pero el éxito de las mismas dependerá precisamente de que se acuda a tiempo a las mismas y que cambie la cultura general sobre la insolvencia y como debemos tratarla.

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